¿De verdad qué aun quedan sonrisas en Canarias?


El periodismo debe ser incómodo, el periodista debe contar con medios para llegar a los lugares y relatar lo que ve, escucha y siente. Debemos impregnarnos, mancharnos e implicarnos. Dejemos ya la monserga de la imparcialidad para darle paso a la honestidad.


Todo cabe, pero ahora, en estos tiempos de miseria política y hambre en las familias, nuestras miradas y medios deben apuntar a la sociedad que nos busca. Debe encontrarnos o, mejor, debemos ir a por ellos. Tal es la situación que no hará falta ir levantando piedras o alfombras para darte con la verdad.

Hay colas de hambrientos y niños comiendo sólo arroz. Esto ocurre a lado de tu casa porque lo hemos permitido: TODOS.

Ajustan las cuentas con los bancos y aprietan nuestro pescuezo para solucionar el problema en el que se han metido entre paraísos fiscales y papel timbrado.

Si lo de arriba te suena a manido, tópico y hasta utópico no te quedes sólo en la llamada telefónica: sal a la calle. Ahí está la honestidad.  


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