En un país de fabula en el que el referente es un tuerto

Canarias Investiga

Hace unos días NO me sorprendía ver como los colegas del digital Canarias Investiga daban voz a algunos trabajadores de la RTVC hablando de la censura imperante en el régimen impuesto por su jefe de informativos.

Sin duda, hablo de un tuerto en un país de fabula. Una redacción a la que los estudiantes recién horneados de la facultad lagunera sueñan en acudir. La verdad es una pena que sólo sueñen con eso, aunque no todos. El timón está salvado, pues.

Nunca imaginé una redacción sin referente, sin unidad y mucho menos sin estilo. La llegada del actual jefe (censor y filtro) a los servicios informativos de la “canaria” estuvo bien elaborada y trabajada por su amigos de Doradas y lapas en el Médano, cuando aun estaba caliente la tinta del BOC con el fallido nombramiento de la estimada Clara, venida de la RTVE, como jefa de las noticias en la RTVC. El Médano, ese lugar de colocones a media tarde en las que no se cortaba ni un pelo el despellejar a todo colega que no estuviera marcado por el cocodrilo en la camisa.

El tuerto en el país de fabula aprovechó el transito y el momento gufiado del entonces director de “la canaria” Santiago Glez, para espetarse como sardina malagueña a la brasa en el despacho de uno de sus amigos y mentores de un diario, para que le colara variás entrevistas autorealizadas y así coger fuelle ante los señaladores de los puestos públicos.

Su trabajo fue más bien basto y se dejo oler por toda la redacción. Al final, el entonces director de la cosa, y eso que había advertido que se iría si le imponían el jefe de informativos, agachó la chepa y se trago al tuerto.

Desde entonces se perdió la referencia para los redactores. Desde entonces todo fue un caos hecho a su medida. Una medida llena de apariencias y siempre despegado de la realidad que hace la calle, la que da forma a las gentes. La que conocen los isleños.

Bien saben los de este gremio que las referencias en una redacción son importantes y siempre imprescindibles. Debes tener a alguien a quien preguntar, en quien fijarte y a quien acudir mentalmente cunado quieres mandar este trabajo a la mierda. Ejemplos honrados hay decenas, pero no están, nunca estuvieron tuertos.

La muerte en desgraciado accidente de tráfico de Cosme Orta se convirtió ya en la estocada final para que de esa redacción salieran por la puerta de atrás y con una patada en las nalgas las gentes maduras de vida, que son las que imprimen carácter a las noticias y las que marcan la senda a los nuevos.

No, ahora todo es nuevo. Pasado por la máquina de coser (y cocer) del tuerto que obedece a quien le amamanta sin preguntar. Hace su trabajo. Ese mismo trabajo que me impidió a mi y a otros ejercer con nuestra impronta.

Ese tuerto; que ahora presenta informativo imitando estilos que jamás alcanzará a conseguir, prohibió y ordenó mandar a mudar a profesionales de la pantalla de la RTVC porque eran, digamos, personales y con garra. A mi mismo me llamó a casa una tarde para recriminar una iformación en la que se advertía de los fuertes vientos que traía el huracán Delta. No, no me llamó luego para darme las gracias por conseguir ser los únicos en advertir que algo gordo llegaba. Y eso fue así, porque la garra y el estilo personal de la época mental del tuerto no habían pasado aun por la trituradora de Willy García. Otro que se tuvo que tragar un comunicado del gobierno y sus genios de la comunicación, en el que venía impreso el nombre del director general (Willy) y el del resto de sus damas de honor. Caramba, eso es tener amigos en el Médano. La única que tuvo gallardía fue Lourdes Santana, la actual directora de Radio Club (SER) para decirles a la cara que eso no está bien, como mínimo.

Pues dicho lo de arriba, me reservo argumentos para próximas apariciones. En esa redacción de fabula anda un tuerto. Corre si lo ves.

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