Mi dulce TÉ...


Se me van, se nos van, los conocidos, las personas con las que alguna vez compartí ideas, proyectos y hasta sentimientos. Se van, se van como cuando ves que pones azúcar al té y ya ha desaparecido. Pero siempre me queda la certeza- alegría- tranquilidad- de que el azúcar ya forma parte del té. Algunos han llegado a ser parte de mi lista de la amistad. No es muy grande, pero es mi lista y la trato con cariño, igual que a sus componentes.

Cuando se mueren te están diciendo que el próximo eres tú. A mi me da igual, mientras que mis hijos me sobrevivan ya puedo morirme: así aprovecho y Melki Makhandar tendrá tiempo para enseñarme algo más de su extraordinaria y magistral forma de componer música, o Eloy Rodríguez Valdés a llenarme la cabeza de largos calificativos contra las sectas destructivas o a seguir enseñándome que el sexo diverso no es malo. Además podre ver a Paco Padrón Hernández (el de los OVNIS) seguir siendo el mismo picarón convenciendo a las tías de que el los "platillos volantes" se folla de maravilla. Si me encuentro con Cosme Orta le diré que aun tengo clavada aquella charla en sus despacho y que espero haya comprendido que yo sólo quería currar y currar, honestamente. Además quiero encontrarme con Santi Baute, ese chico con él que trabajé en mi primera etapa de la televisión y que un mal de estomago se llevó. Me gustaría, porque soy curioso, que Baute me dijera que fue realmente lo que le mató.

No quiero que me falte Poli (Policarpo) un niñito de mi edad de entonces que irrumpió en mi bario representando una curiosa novedad para los de allí. Rápidamente hicimos buenas migas, pero un día se subió de paquete en una moto, cuando ya le había llegado la pubertad y no pensó en el porvenir. Aún me sigo preguntando como es que se marchó por el camino largo. Recuerdo una llamada que me anunció su huida al otro barrio. Poli, si te encuentro te contare a que saben las chicas.

Con el que también me gustaría hablar es con José Antonio Ramos. Te imagino buscando a los trovadores celtas para seguir aprendiendo de ellos. José, quiero verte para explicarte porque no no se apostó por grabar finalmente aquel concierto para el canal internacional que me tenía entusiasmado. Hay mucho tolete mandando en las teles. Ya sabes que si hubiera dependido exclusivamente de mí, no sólo hubiera grabado ese, sino hasta tu vida entera. Cuando me pido un Ron rebajado con Apeltaiser me baja hasta alma y luego recorre cada una de mis escamas. Cuando lo trago me vienes a la cabeza y pienso que lo bebo para ti, para que sigas sintiendo el retrogusto con el que fulminabas las noches de Vegueta. Hoy soy más grande por haberte conocido; como los Gigantes que adornaban, y aun presiden la plaza frente a la que habías montado tu estudio-magnifico- de grabación.

Ahora se ha ido Quico Cabrera, al que un día, gracias a que creyó en mí, subió a un barco junto al maestro Pedro Hernández, a, simplemente, hablar de sus cosas ante cuatro cámaras de TV. ¿Y Somar? Ese genio de la radio: que dijo en un partido retransmitido, por la Antigua Radio Club, cuando Franco mandaba, “qué gallego tenía que ser el árbitro”. ¡Joder Somar!, aun tienes un montón de cosas que enseñarme.

Lo peor de esta lista es que siempre estará incompleta.

Me queda el consuelo que ya forman parte de mi TÉ.

El vídeo de abajo es parte del programa en que aparece Quico.


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Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Quico Cabrera ha logrado lo que muy pocos en Canarias, mi afición al voleibol vino por la buena infraestructura y cantera que nuestra isla siempre ha tenido. Yo soy un papa jugando pero disfruto con un balón de voley entre mis manos.
Gracias Quico por haber logrado que el Marichal llegara tan lejos y que pudiera disfrutar de un equipazo que ha traido lo mejor de europa y el mundo a nuestra isla.
Nunca te olvidaremos.
zoilolobo ha dicho que…
Ya que lo mencionas, me acuerdo perfectamente de Somar. Radio Club Tenerife emitía hace unos 45 años, aproximadamente, un programa nocturno los sábados dirigido por él mismo y que se titulaba, si mal no recuerdo, Festival de las Estrellas. Un grupo musical juvenil de La Cuesta, del que yo era miembro, tuvimos la ocasión y el honor de participar en directo en aquel programa tan profesional, circunstancia que nos valió una enorme y rápida popularidad entre la población y todo ello gracias a la confianza e interés que, a la sazón, Somar había depositado en nosotros, a pesar de nuestra juventud para tamaña responsabilidad artística.
Otros componentes de aquel grupo, aparte de un servidor" fueron Juanito "El clavo" y José "El Carrasco" a quienes recuerdo con el mismo cariño que aún profeso por Somar