El Obispo entró en campaña, ya no hay duda.

Hablaba con mi mismo intentando poner en orden en mi cabeza todo este follón de las declaraciones del “señor” Obispo de La Laguna, Bernardo Álvarez, y he ahí que he llegado a unas cuantas conclusiones que quiero compartir.

Ya no me cabe duda que Bernardo ha entrado en campaña, y no es broma; me explico: Analicemos la fecha en la que surgen las declaraciones y la cercanía de estas con el Día de la Familia Católica. Bernardo, que se ha pasado toda su etapa de obispo de Tenerife haciendo homilías conciliadoras y políticas desde el púlpito de la basílica de la Candelaria: es un chico listo y sabe promocionarse entre sus mismos. O sea, el hombre aspira con estas declaraciones a hacerse un sitio en lo más alto de la casa de la iglesia española: va para vicario. Sus formas son palmeras, socarronas e inteligentes. Miremos pues: el susodicho mantuvo en su época de acercamiento a los grandes altares obispales un tono que podemos llamar e incluir en la conocida como
Teología de la liberación, esa que mató de un plumazo Juan Pablo II. Lo que intentó y finalmente logró Bernardo con esa postura fue la deconvertirse entre las bases de la iglesia en un tío chachi, lográndolo finalmente. Además, sus discursos han sido siempre en ese tono, aun siendo ya obispo.

A Bernardo no le interesó buscarse enemigos en los ministerios de Zapatero más que la Ani Oramas y sus socios de entonces, el PP, se lo pedían, a vueltas con la reforma de la catedral lagunera, razón por la que mandó a callar al hasta entonces cura peleón con este asunto, el padre Julián de Armas. Bernardo pensó que él no estaba para mangoneos ni campañas, ni para perro finca. Finalmente empleó la diplomacia y espera que la catedral siga pá lante.

Pero Bernardo ha calculado su jugada, lo que parecía ser no es. El lobo tapado se ha desprendido de la capa y ya no me queda duda de que ha sacado los colmillos calculando que los que mandan en Madrid (conferencia episcopal) necesitan ahora de pastores valientes, cabreados,
homofóbico. Y eh ahí que sale nuestro “señor” obispo con la bandera antimariquitas y poniendo en duda la pederastia. Lo tenía calculado el Obispo palmero- tinerfeño: hacer ruido, que el 30 es la manifestación de la iglesia por las calles de Madrid, y ahí de quien se va a hablar es de mí (de él). Las ambiciones del cura mayor sol legitimas, y es hasta posible que le salgan a pedir de boca. ¿Si Elías Yanes, otro palmero en lo más alto de la iglesia fue el presidente de los obispos españoles, por qué no puede serlo él, o al menos vicario?

Bernardo se ha derechizado, o ya lo estaba, pero el hombre ha sabido jugar a lobo perfectamente careciendo de principios éticos con el fin de que prevalezcan los suyos propios.

A los del PSOE no les gusta el andar del hombre de negro con alza cuello blanco. Las palabras del Obispo son todo un alegato y el tío chachi ha salido de la osera con los colmillos babeando. ¿Le dejará SINDO, alcalde de Candelaria, que en la fecha de la patrona el nota se calce esos discursos patrioteros en sus propias narices?

Supongo que la izquierda canaria andará ahora con cuidado. Insisto, el Obispo ha entrado en campaña contra el gobierno de Zapatero porque desde Madrid alguien le llamó para que dejara claro su postura, y que si lo hacía los reyes magos de oriente se iban a acordar de él. La ambición también es cosa de curas.

Los homosexuales también creen en dios.


P.D: Saquen a la pobre periodista de La Opinión que le hizo la entrevista al obispo de la cueva donde la han metido, que la mujer más que joderle la vida al hombre le ha facilitado un futuro maravilloso lleno de sotanas nuevas y limpias y coche oficial, aun más grande.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
ESTO ES PURA TERGIVERSACIÓN...

Lo que el Sr. Obispo de Tenerife quiere decir es que hay casos en que los propios menores provocan a los adultos, que no es la generalidad de los casos; nunca justifica sino lo denuncia, en conformidad con la Iglesia que sólo concibe la sexualidad dentro del matrimonio libre, consciente, responsable, adulto y bendecido por Dios. Esos casos denunciados por el Sr. Obispo son excepciones, pero pasan, y eso lo sabe todo el mundo. Hay jovencitas, menores de edad, que provocan a hombres adultos buscando sexo para satisfacer su curiosidad sexual o simplemente para obtener favores. Hay jovencitos menores de edad que van a las discotecas, bares, a ofrecerse a mujeres asentadas económicamente para lo mismo. ¿Y qué decir de los alumnos de institutos que andan provocando a sus profesores y profesoras buscando tener una relación con ellos?. Y así un largo etcétera. Además, la ley española establece en 13 años la edad mínima para el consentimiento sexual, porque de hecho se producen esos casos. A esta edad se refirió el Obispo, que desde los 13 años ya los hay que andan buscando sexo.

¿Quién sabe más de la realidad de la sexualidad juvenil que un sacerdote que lleva 31 años ejerciendo como es el Sr. Obispo? Ningún psicólogo del mundo ha oído jamás lo que millares de jovencitos y jovencitas le han dicho al Obispo en confesión, en sus confesiones de primera comunión y sucesivas. ¿Qué no sabrá el Obispo de los pecados, acciones y pensamientos más secretos de esos jóvenes? ¿Así que quién le va a dar a él lecciones sobre la realidad vivencial de estos jóvenes en cuanto a la sexualidad si ellos mismos se la han confesado por miles?. ¿Acaso no tiene el Sr. Obispo autoridad para decir lo que dice si lo ha oído personalmente de sus propios penitentes, de los propios actores?

La Iglesia considera aberrantes, condenables e injustificables, no sólo todos estos casos, sino muy especialmente los abusos con niños aún menores, inocentes, que son manipulados, engañados, utilizados por personas sin escrúpulos. La pederastia es un delito repugnante y repetidamente condenado por la Iglesia. Sin embargo, las leyes civiles y penales se quedan muy cortas comparado con las Leyes de la Iglesia que son infinitamente más prohibitivas y exigentes, pues la Iglesia prohíbe y condena toda relación sexual con cualquier menor tenga la edad que tenga, consentida o no, fuera de los cauces legales establecidos por Dios y por los hombres, en la regulación del matrimonio canónico. El abuso sexual es un delito aberrante ante las leyes de los hombres, PERO ANTE DIOS LO ES MUCHO MÁS: "Pero al que haga tropezar a uno de estos pequenitos que creen en mí, mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se ahogara en lo profundo del mar." (Mt 18,6).

El Obispo no ha dicho que "los abusos ocurran porque los menores los consientan", como dicen los titulares, eso es pura aberración, mentira y embuste. El Obispo ha dicho que el abuso de menores y la homosexualidad son comparables en cuanto vicios, desviaciones, de la conducta sexual natural. Y a pregunta de la entrevistadora que le dijo que la homosexualidad es consentida y los abusos no. El Obispo, dando por hecho que es así, y que los abusos son los que son, meros y repugnantes abusos, le contestó que, sin embargo, hay ocasiones en que los propios menores incitan a los adultos; y por eso dio el ejemplo de jóvenes desde 13 años, edad reconocida legal para el consentimiento sexual. Es muy diferente. Está hablando de casos excepcionales y como un comentario secundario. En la prensa atea, masona, marxista y anticlerical, es decir el 90% de la prensa, HAN CAMBIADO EL DISCURSO Y CALUMNIADO AL OBISPO. El promotor de esta calumnia ha sido el diario "LA OPINIÓN DE TENERIFE". Ellos fueron los que enviaron el embuste cocinado y preparado a su red de prensa alienada e izquierdista. Si lo examinas, verás que cortaron abruptamente el discurso del Obispo justo donde les interesó, impidiendo que conociéramos las explicaciones subsiguientes del Obispo.

EL SR. OBISPO DE TENERIFE ES UN PERFECTO APÓSTOL DE JESUCRISTO. Él no ha dicho nada contra la Verdad, contemplada en las Escrituras y en la Doctrina milenaria de la Iglesia, respecto de la homosexualidad. Él tiene que ser consecuente con su Ministerio. Él ha dicho sencillamente la Verdad que muchos otros Obispos, cobardemente no dicen, a pesar de que es su deber. Él ha dicho la Verdad que esta sociedad pervertida ya no quiere escuchar y que chirría en sus oídos como una insoportable acusación sin acusar, y juicio sin juzgar, porque se conoce y no se reconoce culpable de lo que el Obispo dice y denuncia con razón.

El origen del "escándalo" no es más que el tabú social de no querer reconocer esa realidad. Desde las propias instituciones y en las escuelas se viene promoviendo en los jovencitos desde la más temprana edad la libre sexualidad, dándoles hasta los preservativos para que lo prueben. Y es bien sabido que el sexo lleva a más sexo como la droga lleva a más drogas; no se extrañen si luego esos mismos jovencitos buscan probar cosas mayores. Es mucha la hipocresía y mentira social que hay, no se tapen los ojos para no ver. Condenan las consecuencias de aquello que ellos mismos han promovido y aceptado como bueno, cuando era malo. Han obsesionado a los jóvenes con el sexo y luego se lamentan de que pasen estas cosas. Están recogiendo lo que han sembrado y luego laméntense sí y échenle la culpa al que denuncia el fracaso y engaño de la política sexual prematura.

Es verdad que últimamente han salido muchos casos en que sacerdotes han aparecido involucrados en casos de pederastia, y es que la Iglesia como la sociedad, emite leyes, pero cada individuo en su propia libertad las cumple o desobedece; nadie tiene acceso a la voluntad del individuo para controlarla. Por eso se establecen medidas punitivas tanto en la sociedad como dentro de la Iglesia. Y por encima de todo eso está Dios, cuyo Juicio es totalmente eficaz e infalible. La Iglesia siente repugnancia por la pederastia, pero no puede meterse en la mente de cada uno de sus miembros para sujetarlo como se ata un caballo para que no camine solo; si así fuera sería una comunidad de esclavos; pero es una comunidad de hombres libres, y eso significa deber de hacer el bien, pero posibilidad de error. Aunque la gran mayoría de los miembros de la Iglesia hacen el bien, hay un sector de ellos que han caído en pecado. ¿Y la Iglesia que puede hacer?. Orar por ellos, aconsejarlos y enmendarlos, tomando medidas disciplinarias, en la medida de lo posible. Sin perjuicio de lo que las leyes humanas decidan respecto de esas personas que hacen esas repugnancias bajo la influencia del Mal.

Además, en España la LIBERTAD DE EXPRESIÓN es un derecho constitucional de primer nivel, superior a muchos otros, y en él se fundamenta la democracia. Libertad de expresión es derecho a decir lo que se piensa aunque no guste a los demás. Si no respetamos ese derecho se están poniendo los cimientos de una dictadura del pensamiento que ahora mismo están lidereando los intereses homosexuales y ateos. Desde el momento en que uno no puede decir lo que piensa, empieza el fin de la democracia, empieza el fin de la libertad, y está comenzando una dictadura, una imposición, una prohibición del pensamiento. Es lícito hablar contra la homosexualidad, lo ampara el derecho constitucional de la LIBERTAD DE EXPRESIÓN, siempre que se respete y se hable con propiedad.

NO CAIGAN VÍCTIMAS DE LA MANIPULACIÓN Y DE LA MENTIRA.